BIENVENIDO 2011!

FELIZ REGRESO A TODOS LOS QUE INTEGRAN LA COMUNIDAD CLEMENCISTA. DIOS BENDIGA TODOS LOS PLANES Y PROYECTOS QUE HEMOS DISEÑADO PARA QUE NUESTRAS QUERIDAS ESTUDIANTES CONTINUEN SU PROCESO DE FORMACIÓN. LOS INVITAMOS, ESPECIALMENTE, A PARTICIPAR EN EL BLOG CON REFLEXIONES, COMENTARIOS, LOGROS ALCANZADOS AL COMPARTIR LAS REFLEXIONES EN EL SALÓN DE CLASE.

lunes, 10 de noviembre de 2008

EL HOMBRE VELA


Había una vez un hombre llamado ¨Vela¨ que, cansado de las tinieblas y oscuridad que le rodeaban su existencia, se quiso abrir a la luz. Ese era su deseo, su ambición: ¡recibir luz!. Tener luz.
Un día, ¨la luz ¨ llegó con su presencia contagiosa y lo iluminó, lo encendió y Vela, se sintió feliz por haber recibido la luz que había vencido las tinieblas y le daba seguridad a su corazón.
Pero muy pronto se dio cuenta de que el haber recibido la luz, constituía no sólo una alegría, sino también una fuerte exigencia. Sí, tomó conciencia de que para que la luz perdurara en él, tenía que alimentarle desde el interior, tenía que derretirse a diario, tenía que consumirse permanentemente.
Entonces poco a poco fue sintiendo alegría, aunque sufría un poco. Iba entendiendo que su misión era consumirse para poder prestar el servicio de la luz y aceptó con fuerte conciencia su nueva vocación.
Es verdad que a ratos pensaba que hubiera sido más cómodo no haber recibido la luz, pues en vez de un diario derretirse, su vida hubiera sido un ¨estar ahí¨ tranquilamente.
Y hasta tuvo la tentación de no alimentar más la llama, de dejar morir la luz, para no sentirse tan molesto, para no tener que estar atendiendo a las personas que lo buscaban para que diera luz.
También se dio cuenta de que en el mundo, existen muchas corrientes de aire que buscan apagar la luz. Y a la exigencia que había aceptado, de alimentar la luz desde el interior se unió la llamada fuerte a defender la luz de ciertas corrientes de aire que circulan por el mundo.
Más aún, su luz le permitió mirar más fácilmente a su alrededor y darse cuenta de que existen muchas velas apagadas: unas porque nunca habían tenido la oportunidad de recibir la luz, otra por miedo a derretirse ... y las de más allá porque no pudieron defenderse de algunas corrientes de aire. Y se preguntó muy preocupado ¿Podré yo encender otras velas?

Y pensando descubrió su vocación de apóstol de la luz.
Entonces se dedicó a encender velas, de todas las características,
tamaños y edades, para que hubiera mucha luz en el mundo.
Cada día crecía su alegría y su esperanza porque en su diario consumirse,
encontraba por todas partes velas:
Velas viejas
Velas hombres

Velas mujeres
Velas jóvenes
Velas recién nacidas


REFLEXIÓN

Próximas a finalizar este curso es importante que dediques parte de tu tiempo para hacer una autoevaluación.
1. Reconoce LOS MOMENTOS en los que has dido LUZ u OSCURIDAD en tu casa y colegio.
2. ¿Qué propósitos puedes plantearte para culminar este curso?

3. Retomando palabras del cuento anterior qué significa para ti la frase: "hay que derretirse a diario, hay que consumirse, para ser luz?


viernes, 7 de noviembre de 2008

Reflexión Noviembre 4


LA PREGUNTA MÁS IMPORTANTE

Durante mi segundo semestre en la Escuela de Enfermería, nuestro profesor nos tomó un examen sorpresa. Yo era una estudiante consciente y leí rápidamente todas las preguntas, hasta que llegué a la última: ¿Cuál es el nombre de la mujer que limpia la escuela?
Seguramente esto era algún tipo de broma. Yo había visto muchas veces a la mujer que limpiaba la escuela. Ella era alta, cabello oscuro, como de cincuenta años, pero… ¿Cómo iba a saber su nombre?
Entregué mi examen, dejando la última pregunta en blanco. Antes de que terminara la clase, alguien le preguntó al profesor si la última pregunta contaría para la nota del examen.
-Absolutamente-, dijo el profesor. En sus carreras ustedes conocerán muchas personas. Todas son importantes. Ellos merecen su atención y cuidado, aunque sólo les sonrían y digan: -¡Hola!-
Yo, nunca olvidé esa lección.
¡Ah, y también aprendí que su nombre era Dorotea…

Respeta a cada ser humano que conozcas,
Todos somos únicos e importantes.

REFLEXIONEMOS:
1.¿Qué es el respeto?
2. ¿Quién merece respeto?
3. ¿Hemos observado en el colegio situaciones de irrespeto hacia los demás?
4. ¿Si es así, esto sucede en tu salón de clase?
5. ¿Cómo puedes contribuir al mejoramiento de estas situaciones?

viernes, 31 de octubre de 2008


EL OREJÓN


Era su segundo día de clases en el “Colegio Arco Iris”. Henry se sentó en el primer pupitre del salón, del lado de la ventana, como le recomendó su mama.
“Buenos días niños” dijo alegremente la profesora Mily. Hoy vamos a estudiar algunos animales. Comenzaremos con el asno, ese animal tan útil a la humanidad, fuerte, de largas orejas.
“Como Henry ” la interrumpió una voz, salida de la parte de atrás del salón. Muchos niños comenzaron a reír ruidosamente y miraban a Henry.
¿Quién dijo eso? preguntó la profesora, aunque sabía bien quien lo había dicho.
Fue Quique, dijo una niña señalando a su lado a un pequeñín pecoso de 5 años.
Niños, niños, dijo Mily con voz enérgica y poniendo cara de enojo. No deben burlarse de los demás. Eso no está bien y no lo voy a permitir en mi salón.
Todos guardaron silencio pero algunas risitas se oyeron todavía en varias partes.Un rato después una pelota de papel golpeó la cabeza de Tomás. Al voltear no vio quien se la había lanzado y nuevamente algunos se reían de él. Decidió no hacer caso a las burlas y continuó mirando las láminas de animales que mostraba Mily. Estaba muy triste pero no lloró.
En el recreo Henry abrió su lonchera y comenzó a comerse el delicioso bocadillo de guayaba con yogur que su mamá le había metido. Dos niños que estaban cerca le gritaron:”orejón, oye orejón, no comas tanto que va a salirte cola como un asno” y echaron a reír. Otros niños a su alrededor lo miraron y tocando sus propias orejas, sonreían y murmuraban. Henry entendió por primera vez, que de verdad había nacido con sus orejas un poco más grandes que las de los demás. “Como su abuelo Manuel” le había oído decir a su papá una vez, pero no entendió a que se refería. Ahora si lo sé, se dijo.
De pronto se escucharon gritos desde el salón de música, del cual salía mucho humo.
Henry se acercó y vio a varios niños encerrados sin poder salir, pues algún niño travieso había colocado un palo de escoba en los cerrojos. A través de los vidrios se veían los rostros de los pequeños llorando, gritando y muy asustados. Dentro algo se estaba quemando y las llamas crecían rápidamente. Los profesores estaban reunidos en la parte de atrás del colegio y no se habían dado cuenta del peligro y ninguno de los niños se atrevía a hacer nada.
Henry sin dudarlo un segundo, dejó su lonchera y corrió hacia la puerta del salón y a pesar del humo y del calor que salía de ella, agarró la escoba que la trababa y la haló con fuerza.
Los niños salieron de prisa y todos se pusieron a salvo.
Henry quedó como un héroe. Los profesores que venían corriendo al sentir los ruidos, lo abrazaron y elogiaron su valor. Los niños que se habían burlado de él por sus orejas, estaban apenados.
En casa Henry les contó a sus padres todo lo ocurrido ese día, pero más era su tristeza por que sus amigos se burlaban de él. El papá le dijo entonces, que ya había hablado con un medico para operarle las orejas y eso sería precisamente la otra semana.
Al día siguiente ningún niño se burló de Henry. Habían entendido que los defectos físicos eran solo aparentes, pero en cambio el valor de Henry al salvar a sus compañeros del salón de música, era algo más valioso y digno de admirar.
Una semana después Henry había sido operado y sus orejas se veían bien. Una amplia sonrisa se dibujaba en su cara. Los asnos habían sido los niños burlones.
(Álvaro Jurado Nieto)


REFLEXIÓN
1. Estamos próximos a finalizar el año escolar, ¿hemos avanzado en el conocimiento y aceptación de las compañeras que conforman nuestro grupo?

Dialoguemos y expresemos nuestras percepciones en forma espontánea.

2. ¿Qué podemos hacer para continuar en este camino de aceptar nuestras diferencias?

lunes, 27 de octubre de 2008

¿VALES LO QUE TIENES?



Felipe era un hombre humilde, que trabajaba en su pequeña herrería.
En el pueblo era marginado por su situación social.
Cansado de los desprecios, un día confió a su amigo, Pedro, con la condición de que guardara muy bien su secreto, que había heredado una gran fortuna, que seguía con la herrería porque le gustaba el trabajo, y que nadie debía enterarse de su herencia, puesto que todos recurrirían a él por su dinero.
Pedro, esa misma noche, se lo comentó a su esposa, pidiéndole, antes, discreción.
En pocos días, todo el pueblo lo sabía, pero nadie decía nada porque era un secreto.
Felipe comenzó a ser invitado a las fiestas del pueblo, pero se negaba a concurrir. Finalmente, por pedido de un grupo representativo y del propio Alcalde, comenzó a participar de las distintas reuniones.
El trato que le daban, distaba mucho del que recibía el humilde herrero.
Más tarde, fue elegido para integrar el Consejo del pueblo.
El banco le dio un préstamo para modernizar su taller, sin pedirle garantías. Cada vez tenía más trabajo y, como llevaba una vida sencilla, llegó a ser una persona adinerada.
El tiempo lo hizo tan importante, que se convirtió en Alcalde.
Un día, en una conversación entre amigos, con las personalidades más importantes del pueblo, uno de ellos se animó y le confesó:
_Debo ser sincero con vos, todos conocemos tu secreto, sabemos de la fortuna que heredaste.
_En honor a tu sinceridad, les diré la verdad. Nunca existió dicha fortuna.


REFLEXIÓN
¿Qué es para ti un secreto?
¿Cuáles pueden ser las consecuencias de no saber guardar lo que nuestros amigos nos comparten?
¿Por qué motivos escogemos o rechazamos a las personas para sean nuestros amigos?
¿Una persona tiene valor por sus cualidades, talentos, valores o por sus bienes materiales? Por qué?
EN NUESTRO CURSO SE PRESENTA ALGUNA SITUACIÓN SIMILAR A LA DEL CUENTO?

EL COFRE DE VIDRIO ROTO




Erase una vez un anciano que había perdido a su esposa y vivía solo. Había trabajado como sastre toda su vida, pero los infortunios lo habían dejado en bancarrota, y ahora era tan viejo que ya no podía trabajar. Las manos le temblaban tanto que no podía enhebrar una aguja, y la visión se le había enturbiado demasiado para hacer una costura recta. Tenía tres hijos varones, pero los tres habían crecido y se habían casado, y estaban tan ocupados con su propia vida que sólo tenían tiempo para cenar con sus padres una vez por semana.
El anciano estaba cada vez más débil, y los hijos lo visitaban cada vez menos.
-No quieren estar conmigo ahora -se decía- porque tienen miedo de que yo me convierta en una carga.
Se pasó una noche en vela pensando qué sería de él y al fin trazó un plan.
A la mañana siguiente fue a ver a su amigo el carpintero y le pidió que le fabricara un cofre grande. Luego fue a ver a su amigo el cerrajero y le pidió que le diera un cerrojo viejo. Por último fue a ver a su amigo el vidriero y le pidió todos los fragmentos de vidrio roto que tuviera.
El anciano se llevó el cofre a casa, lo llenó hasta el tope de vidrios rotos, le echó llave y lo puso bajo la mesa de la cocina. Cuando sus hijos fueron a cenar, lo tocaron con los pies.
-¿Qué hay en ese cofre? -preguntaron mirando bajo la mesa-
-Oh, nada -respondió el anciano-, sólo algunas cosillas que he ahorrado.
Sus hijos lo empujaron y vieron que era muy pesado. Lo patearon y oyeron un tintineo.
-Debe estar lleno con el oro que ahorró a lo largo de los años -susurraron.
Deliberaron y comprendieron que debían custodiar el tesoro. Decidieron turnarse para vivir con el viejo, y así podrían cuidar también de él. La primera semana el hijo menor se mudó a la casa del padre, y le cuidó y le cocinó. A la semana siguiente lo reemplazó el segundo hijo, y la semana siguiente acudió el mayor. Así siguieron por un tiempo.
Al fin el anciano padre enfermó y falleció. Los hijos le hicieron un bonito funeral, pues sabían que una fortuna les aguardaba bajo la mesa de la cocina, y podían costearse un gasto grande con el viejo.
Cuando terminó la ceremonia, buscaron en toda la casa hasta encontrar la llave, y abrieron en cofre. Por cierto, lo encontraron lleno de vidrios rotos.
-¡Qué triquiñuela infame! -exclamó el hijo mayor-. ¡Qué crueldad hacia sus hijos!
-¿Pero qué podía hacer? -dijo tristemente el segundo hijo-. Seamos francos. De no haber sido por el cofre, lo habríamos descuidado hasta el final de sus días.
-Estoy avergonzado de mí mismo -sollozó el hijo menor-. Obligamos a nuestro padre a rebajarse al engaño, conocía lo profundo de nuestro corazón, sabía que no observábamos el mandamiento que él nos había enseñado cuando éramos pequeños.
Pero el hijo mayor volcó el cofre para asegurarse de que no hubiera ningún objeto valioso oculto entre los vidrios. Desparramó los vidrios en el suelo hasta vaciar el cofre. Los tres hermanos miraron silenciosamente dentro, y encontraron la herencia, el gran regalo: un mensaje donde leyeron una inscripción, que el padre les había dejado en el fondo: “honrarás a tu padre y a tu madre”.(Citado por William J. Bennett. El libro de las virtudes)


REFLEXIONA
¿A qué te invita el cuento?
¿Cuáles son las razones por las cuales debemos amar, cuidar y respetar a nuestros padres?
¿Cuáles son las razones por las cuales nuestros padres cuidan de sus hijos?
¿Qué valores debemos cultivar al interior de nuestras familias y colegio para vivir en fraternidad?
¿Qué diferencias o semejanzas encuentras entre: principios, valores, derechos y deberes?
¿Encuentras alguna relación entre La misión de un padre, una madre y un maestro? Explica.