-¡Abuela, abuela!- ¿Has visto mi sonrisa?-
-¡Sí, mi nena, cuando sonríes entra el sol por la ventana!- ¡La luna se hace más grande y florecen mis rosas, y aturde el canto de los pájaros!-
-¡Pero abuela, no la encuentro. Se me ha perdido!-
-¿Qué te ha pasado, mi niña?- -debe ser algo grave . No se pierde la sonrisa tan fácilmente-
-Es que le he preguntado a Julio si me quiere y me ha dicho: -¡Tonta, borra esa sonrisa de tu cara gorda!-
-Y me dejó muy triste y perdí mi sonrisa-
- Ven mi niña, que seguro se quedó detrás de una cosquilla- Juntas la buscaremos y volverás a recobrarla-
-En primer lugar le diremos a Julio que tu carita no es gorda, es redondita- Es que él es muy pequeño y solo se defiende. No sabe lo que dice.
-Sabes? Pronto será tu cumpleaños y vendrán todos tus amiguitos – Sí. Julio también, y volverás a jugar y de pronto, verás que aparece.
Cuando nos sentimos solos a veces perdemos la sonrisa –Cuando estamos tristes, pero no dura mucho.
-Te haré una hermosa torta, te pondrás tu mejor vestido y adornaré tu cabecita con ese moño que tanto te gusta-
Y pensé en mi cumpleaños, en los regalos que recibiría, en todo lo que jugaríamos y algo empezó a hacerme cosquillas. Dios me ha hecho así, lo tengo todo: el amor de mi abuela.
¡Tenía razón mi abuela, no la había perdido porque de pronto la cara se me iluminó y mi boca dibujó una gran sonrisa!
¡Cómo sabe mi abuela!
REFLEXIÓN:
2. ¿En alguna ocasión has actuado con alguna persona como lo hizo Julio?
3. ¿Qué derechos te cuesta reconocer y respetar? ¿Por qué?
4. ¿Qué propuestas sugieres, para vivir los derechos humanos en nuestro colegio?