PILOSAS 17
Mariana era una niña caprichosa y engreida. Creia tener derecho a todo lo que se le antojaba. Le perteneciera o no.
También creia ser la más hermosa, la más inteligente, la mejor de todas las niñas. Por esa razón pensaba que todos deseaban estar con ella, jugar con ella y pasar el tiempo con ella. Y por esa razón debían estar sumamente agradecidos.
También podía contestar de mal modo sin pedir disculpas o bulrlarse de los demás sin medir las consecuencias. Como cuando uno de sus amigos se cayó y ella en lugar de ayudarlo se largó a reir.
Un hada que pasó justamente en ese momento y vio lo que sucedía, decidió darle una lección. Mariana debería aprender las palabras mágicas. El hada tocó con la varita a sus amigos y ellos rápidamente se cansaron de su actitud veleidosa y decidieron no salir más a jugar con ella al parque. Se quedaron detrás de la reja en el jardín de sus casas.
Mariana salió y nos lo vio. Le sorprendió que no salieran a buscarla. Y justo a ella que garantizaba la diversión y estaba estrenando cicla nueva color rosa tornasol.
!Qué tontos!, pensó y salió a dar vueltas al rededor de la manzana.
Al pasar por la reja vio a todos sus amigos disfrutando debajo de un árbol. Entonces, les dijo: "tengo una bicicleta nueva. Pero los amigos no la escucharon. Ella volvió a grita más fuerte: !Ey! aquí estoy. !Soy yo! Pero los amigos parecían estar sordos.
Volvió preocupada a su casa, y le pidió a su mamá una muñeca. -Quiero una muñeca Barbie con vestido de playa. El hada también tocó con su varita a los papás de Mariana.
- Pero si tienes veinte muñecas. Juega con esas, respondió la mamá.
- Ya te dije que quiero una vestida de playa.
- Pues no, respondió la mamá por primera vez, ya que nunca le había negado nada.
Mariana se pescó una rabieta, se tiró al piso pataleando. Pero su madre hizo oidos sordos hasta que se calmó.
Se encerró en su habitación a estudiar la lección del día siguiente. Y la aprendió a la perfección para dejar a todos boquiabiertos.
Pero el hada madrina también había tocado con la varita mágica a la maestra y a los compañeros.
Cuando llegó el momento de tomar la lección, la maestra pidió que levantaran las manos y Mariana la levantó rápidamente y dijo: !Yo, yo, yo! La maestra parecía no verla, ni escucharla. Todos los que levantaron la mano fueron dando su lección. Mariana se daba vueltas de rabia en el pupitre.
Volvió a su casa muy triste. Jamás le había pasado algo así. Y no sabía cómo hacer para superar esa dificultad. Pensó y pensó sin encontrar la solución al problema que la afectaba.
Mientras dormía, el hada se le apareció en sueños y le enseñó la importancia de las palabras mágicas: !PERDÓN, GRACIAS, POR FAVOR!
Al día siguiente, Mariana le pidió PERDÓN a su mamá por la rabieta y le dio las gracias por la nueva bicicleta.
Fue a visitar a sus amigos y les pidió POR FAVOR, que abrieran las rejas del jardín de sus casas para jugar con ellos y sus amigos la dejaron pasar. Luego les dio las GRACIAS por invitarla. Luego le pidió PERDÓN a uno de sus amigos por haberse reido cuando se cayó dolorido en el piso, y él la perdonó.
En el colegio, pidió POR FAVOR, le permitieran dar la lección y la maestra la felicitó.
DIALOGANDO CON MI PROFESORA Y COMPAÑERAS
1. ¿En el colegio han sucedido situaciones como las del cuento?
2. ¿Yo he actuado en alguna ocasión como Mariana?
3. ¿He tenido valor para PEDIR PERDÓN cuando he actuado mal con alguna persona?
4. ¿Qué beneficios trae cuando una persona es capaz de utilizar las palabras mágicas?
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